jueves, 30 de mayo de 2013

10 años de la muerte de Alfredo Bravo


"El pasado domingo 26 de mayo, se cumplieron 10 años de la muerte de Alfredo Bravo. Quiero recordar una vida intensa- como se dijo en muchos de sus homenajes- quiero recuperar una vida de trabajo, regida por fuertes convicciones y dedicada a la lucha por los derechos humanos, por la justicia social, por la libertad, por la igualdad.


Alfredo desde muy joven decidió afiliarse al Partido Socialista, decidió la militancia como forma de vida y desde ese lugar encontró un camino para intentar transformar la realidad.
 
Ejerció con pasión la docencia, conciente de las condiciones –muchas veces injustas- en que trabajaban los maestros de nuestro país y practicando una clara defensa de la escuela pública y laica. Se recuerda siempre que, junto a otros dirigentes de su época, Bravo encabezó una importante resistencia a una serie de reformas educativas de neto corte elitista que imponía la dictadura de Onganía. Esta resistencia tuvo tanta fuerza que obligó al régimen a dar marcha atrás con estas iniciativas.

Asimismo fue miembro de la Confederación de Maestros y Profesores y en 1973 fue uno de los fundadores de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), de la cual fue su secretario general.


Bravo fue también impulsor de la fundación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Resistió activamente la última dictadura militar, desde el primer día reclamó en comisarías, cuarteles y ministerios, por los hombres y mujeres que desaparecían. Así lo hizo hasta que en septiembre de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas. Sufrió la tortura por parte de los subordinados de Ramón Camps y de Miguel Etchecolatz. Y una vez liberado no tuvo miedo en contar la realidad de los centros clandestinos de detención. Alfredo Bravo fue uno de los testigos en el juicio a los ex comandantes. Además, prestó declaración en el año 2001, en los Juicios por la Verdad en La Plata.


En 1983, con el retorno de la democracia, ocupó la Subsecretaría para la Actividad Docente, convocado por el entonces presidente Raúl Alfonsín. En 1987, cuando se impulsaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, expresó su repudio hacia ambas normas y entregó su renuncia indeclinable al cargo que ocupaba.

No quiero dejar de destacar fuertemente su labor como legislador (fue elegido diputado en 1991, en 1995 y en 1999) porque junto al compañero Guillermo Estévez Boero integraron un bloque que combatió en evidente inferioridad numérica, las transformaciones neoliberales llevadas adelante en esa segunda década infame –sin dudas de retroceso. Y no cedió jamás sus convicciones, jamás votó una ley, ni una declaración, en contra de sus principios.

Bravo era un apasionado de la política. Cuentan que cada vez que tenía oportunidad de conversar un buen rato con la gente les explicaba las propuestas del socialismo, que defendía con muchísima fuerza argumentando que estas propuestas encierran la verdadera alternativa al modelo neoliberal y reafirmando siempre QUE es posible construir otra sociedad, desde la política.

Quiero decir que Bravo, alguien de quien los socialistas nos sentimos orgullosos, es parte de la historia de este partido, que se viene construyendo desde hace muchos años, desde el compromiso con las clases trabajadoras, desde la cercanía con la gente y sus problemas, de hacer carne la expresión de Justo, de “uñas cortas y manos limpias”, convencidos que la honestidad y la transparencia son valores que nos permiten afrontar las dificultades, convencidos también de que nuestra práctica política va unida de manera ineludible a la ética. Y algo que repetía Bravo en esas charlas, los valores que defiende nuestro partido son valores que superan los valores impuestos por el capitalismo.

Es por eso que desde el Bloque Socialista, reivindicamos su figura, su militancia sin pausa, tomando para finalizar las palabras de una Madre de Plaza de Mayo, Laura Bonaparte que dijo: “Compañero maestro de la educación laica y gratuita, compañero Socialista, Senador Nacional, por elección del pueblo. Compañero defensor de los Derechos Humanos, articulador de diferencias (…) compañero defensor de los derechos de la mujer, compañero luchador contra cansancios, vientos y mareas, compañero doblegador de torturas y torturadores, compañero de ideales llevados a la práctica. Los que luchamos por la Justicia, te abrazamos”.

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